Presentación
Peyo no es como otros caballos que buscan el contacto humano y les gusta que les acaricien: tiene un carácter fuerte, incluso difícil. Sin embargo, después de los concursos y espectáculos ecuestres, este semental a veces elige a personas del público, se les acerca y pasa tiempo con ellas. De repente, se comporta como un caballo diferente: es manso y protector. A través de una cuidadosa observación, Míster Hassen descubrió que Peyo siempre elige a personas que son emocional, física o psicológicamente vulnerables.
Para entender mejor el comportamiento de Peyo, Hassen buscó el asesoramiento de expertos veterinarios y de diversos especialistas médicos, como neurólogos, psicólogos y psiquiatras. Después de cuatro años de investigación y de realizar pruebas a más de 500 caballos en los últimos años (incluidos los potros de Peyo), los médicos y veterinarios determinaron que la actividad cerebral de Peyo es única.
Hassen y Peyo deciden abandonar el centro de los escenarios para unirse a un mundo radicalmente distinto: el de la medicina, la solidaridad y la dignidad humana. Ahora Peyo es un caballo utilizado en terapia asistida por animales. Este tipo de terapia se usa en muchos entornos clínicos, sobre todo en la terapia psicológica y los cuidados paliativos. Los animales parecen ser capaces de reducir la ansiedad y el estrés, y también ejercer efectos físicos, como reducir la tensión arterial, mejorar la frecuencia cardíaca o ayudar a controlar el dolor. En los hospitales para enfermos terminales, su objetivo consiste en aprovechar el vínculo natural entre los seres humanos y los animales para ofrecer comodidad, paz y acompañamiento a los pacientes.
Peyo trabaja con su entrenador Hassen Bouchakou en Les Sabots du Coeur, una organización que se dedica a la terapia asistida con animales y a la investigación científica sobre este tema. Acompaña a unos 20 pacientes cada mes, y los científicos estudian su capacidad para detectar instintivamente cánceres y tumores en los seres humanos, así como para explorar por qué elige acompañar a ciertos pacientes hasta su último aliento.
Biografía
Profundamente apegado a los valores humanos y a las historias que transmiten, Jérémy Lempin, nacido en 1983, no deja a nadie indiferente, especialmente a las personas que conoce durante sus reportajes. Ya sea para compartir la vida de un bombero de emergencias durante 3 años (Time of a lifetime), o para integrar el grupo muy cerrado de ultras del Racing Club de Lens durante 2 años (Of blood and gold), o para pasar tiempo con los legionarios del inalcanzable 2º Regimiento de paracaidistas de la Legión Extranjera (REP), Jérémy Lempin nunca ha dejado de observar, y de confrontar puntos de vista.
Empezó como fotógrafo en la Marina, en el portaaviones Charles-de-Gaulle, y en el centro de producción audiovisual de Defensa (ECPAD). Dio testimonio de las condiciones de vida de la tripulación, sobre todo durante las operaciones Agapanthe, frente a Afganistán, y Harmattan, cerca de la costa libia. A continuación, participó en la Operación Serval en Malí y en la Operación Sangaris en la República Centroafricana. Una vez más, se esforzó por mantener la mirada en la dimensión humana. Documentó la vida cotidiana de los soldados, comprometidos en condiciones precarias en estos teatros de guerra. Tras diez años en el ejército y siempre ávido de historias humanas, dejó a un lado su gorra de marinero para enfundarse el chaleco de fotoperiodista.
Siempre en movimiento, este insaciable explorador no duda en mirar más allá, en poner un ojo indiscreto, pero honesto en los hechos de la sociedad que trata, o en los grupos sociales que integra. Su método es el reportaje de larga duración, completado con grabaciones de entrevistas profesionales.