En el Día Internacional de los Museos, te invitamos a un itinerario virtual por una sección de la exposición de la 23ª edición del Premio Luis Valtueña, con los grabados de los Desastres de la guerra como hilo conductor.
Hace 200 años, no existía la fotografía. La luz no se podía capturar todavía a través de una lente, regular el tiempo de su exposición con un obturador, ni imprimir su reflejo sobre un papel, en un cuarto oscuro.
Había, sin embargo, geniales pintores, influencers del momento, protegidos de reyes y poderosos. Pero cuando de guerras se trataba, lo que salía de aquellos pinceles y buriles eran las grandes gestas de sus mecenas: escenas heroicas, uniformes de empaque, blasones y forjas relucientes. Espadas reflejadas con preciosismo, como si no hirieran, como si estuvieran hechas para formar parte de un decorado y no para matar.
De repente, en 1810, con el hambre y el dolor de la Guerra de la Independencia a la vista de todo aquel que quisiera mirar, hubo un genio que no les volvió la cara a los horrores de la guerra. Al contrario, fue a su encuentro, los detalló, los relató al aguafuerte, los convirtió en crónica, en grito. Se rebeló contra la indiferencia ante el dolor ajeno, que sentía como propio.
Cambió la manera de mirar las guerras -y hasta la corrupción y el desgobierno- y quienes le sucedieron ya nunca pudieron volver a observarlas (solo) desde el oropel y las proclamas patrióticas. Inventada la capacidad de capturar el instante, no daba tiempo a limpiar la sangre.
Le sucedieron Eddie Adams y Robert Capa y Gerda Taro y los miles de fotógrafos que no callan sus cámaras, aunque a veces se las acallan. Y las imágenes que tomaron y que siguen tomando en conflictos más o menos declarados no difieren tanto de aquellos grabados sobre el garrote vil y los cuerpos ahorcados en los caminos.
Hace 200 años no existía la fotografía, pero existía Goya.
Galería
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2. Giulio di Sturco, Guerra a las puertas del paraíso. Cachemira, 2008. XIV PLV
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2. Davide Monteleone, Conflicto entre Líbano e Israel. Verano 2006. X Premio Luis Valtueña.
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2. Yannis Kontos, Vivir como un Mutilado. Sierra Leona, 2005. X Premio Luis Valtueña.
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2. Davide Monteleone, Conflicto entre Líbano e Israel. Bint Jabail, julio 2006. X PLV.
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2. Alfons Rodríguez, Srebrenica, memoria de un genocidio. Julio, 2010. XIV PLV.
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2. Fernando Moleres, Éxodo de Zaire a Ruanda. I Premio Luis Valtueña.
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2. Xulio Villarino, Éxodo kosovar abril-mayo 1999. III Premio Luis Valtueña.
Pronto recuperaremos los espacios cerrados y volveremos a encontrarnos, para intercambiar experiencias y disfrutar de estas imágenes en persona.
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